¿Qué hace un terapeuta ocupacional? De la consulta al la vida diaria

El envejecimiento de la población es una realidad en nuestra sociedad actual. A 1 de enero de 2017, las personas de más de 64 años representan el 18,8% del total de la población española. La esperanza de vida de las personas es cada vez mayor, pero vivir más años no es siempre sinónimo de una buena calidad de vida: con el paseo del tiempo van disminuyendo las capacidades de forma progresiva debido al deterioro propio de la edad. El problema radica en que unido a este deterioro natural en varios casos suelen aparecer patologías que dificultan el desarrollo de la vida diaria de la persona como por ejemplo el Parkinson, ictus o demencias.

Todos estos cambios pueden incidir en la capacidad de realizar las ocupaciones diarias por motivos físicos, sensoriales, cognitivos, emocionales… y esto puede tener un impacto en la calidad de vida.

La promoción de un envejecimiento saludable que permita vivir una vejez activa y satisfactoria es uno de los principales objetivos que busca el terapeuta ocupacional.

Para conseguirlo, desde el departamento de Terapia Ocupacional de Neuritas Lugo realizaremos en primer lugar una evaluación exhaustiva de la persona:

1.       Analizar destrezas físicas, sensoriales, cognitivas y sociales que pueden impedir la realización de las actividades de la vida diaria (aseo personal ducha, vestido…).

2.       Valoración de la accesibilidad en el domicilio del usuario y de su entorno más próximo para comprobar si es posible realizar alguna adaptación funcional del mismo que aumente su autonomía.

3.       Asesoramiento y posterior entrenamiento en productos de apoyo (de ser el caso)

Después del proceso de valoración y de conocer a la persona, se propondrán una serie de objetivos a llevar a cabo en las sesiones individualizadas, todo ello siempre contando con la opinión e intereses del propio usuario. Se realizarán sesiones en el centro y también a domicilio dependiendo de las necesidades de la persona.

La intervención se centra en establecer rutinas y la búsqueda de la mayor independencia posible en el día a día: por ejemplo realizando actividades de movilidad funcional de todo el cuerpo y de reconocimiento de objetos se puede conseguir un aumento de la capacidad  para realizar el vestido de forma más autónoma.

Además, también se proporciona asesoramiento al cuidador principal en higiene postural para movilizar de forma correcta a la persona para que le suponga menos esfuerzo hacerlo.

Estudios científicos demuestran la eficacia y efectividad de la terapia ocupacional en el retraso de la progresión del deterioro, provocando de esta forma también un retraso en la institucionalización de la persona, permitiéndole pasar el mayor tiempo posible en su domicilio habitual (Matilla, Martínez y Huete, 2015)